¿Batalla o guerra?

El conjunto rojiblanco necesita ganar a los de Aguirre para poder seguir soñando con la permanencia, que cada vez está más cara...Comenta con nosotros cómo vives las horas previas al partido.

Otra bala más, pero da la sensación de que es la última bala, el último cartucho, muy a pesar de que aún perdiendo quedarán quince puntos en disputa, muy a pesar de que hay equipos bastante más arriba en la tabla que no sacan esa diferencia a la UD Almería, muy a pesar que nadie puede asegurar que sea necesario llegar a los 41 o 42 puntos para conseguir la 'escritura de propiedad' de una de las 20 plazas que dan derecho a jugar el año que viene en Primera División -el año pasado la salvación estuvo en los 37 puntos-...

Hoy, La Romareda casi se convierte en la plaza circular de Los Albaricoques, el lugar del duelo de 'La muerte tenía un precio', sólo que en esta ocasión no están ni Eastwood, ni Lee Van Cleef, ni Volonté, sólo están Real Zaragoza y UD Almería, bajo la mirada de Muñiz Fernández, y con pocas balas en el cargador, aunque con los maños con alguna más en la recámara. Qué duda cabe que eso no quiere decir que tenga más opciones de acertar el cuadro de Javier Aguirre, pero lo cierto es que la presión es proporcional a la necesidad de victoria de ambos equipos, con la UD Almería, como es lógico, más obligado que el conjunto zaragocista.

Dicen que el ser humano se crece ante las adversidades y más que las que hay hoy en día para la entidad rojiblanca es imposible, aunque los maños tienen también por detrás una delicada situación económica que empeoraría con el descenso de categoría. Es el momento de dejar la presión a un lado y pensar en reaccionar con algo más que el buen juego. La imagen ya no viste a un equipo rojiblanco que necesita vencer por encima de 'normas de estilo', necesita sumar aunque sea con la imagen de un pobre harapiento, a costa de sufrir, porque quien dijo que la permanencia sería fácil estaba enormemente equivocado. Y tal vez llegados a este momento, ese pensamiento hacia un equipo cuyo entorno habló de aspirante a algo más que la permanencia ha ido haciendo más complicado el hecho de vivir en la incomodidad de un puesto de descenso, con el que los rojiblancos se han ido 'familiarizando' hasta hacerse una amistad tan peligrosa de la que se sale con triunfos y sin errores. La clasificación y el momento actuales obligan a lo primero, pero no permiten ni un fallo.

Toca ganar con un fútbol que se puede llamar de las primeras partes, pero que debe durar los 90 minutos o hasta que el árbitro pite el final. En el Nou Camp sucedió durante casi una hora, 50 minutos en concreto, el mismo tiempo que en la segunda 'jornada de trabajo' de Roberto Olabe con los rojiblancos. 50 fueron los minutos que el Almería tuteó al Valencia de Unai Emery. Pero los 50 no valdrían hoy ante un equipo que 'muerde' en casa, que no acepta medias tintas y que va a por los partidos de La Romareda consciente de que, con sus conquistas a domicilio, no ha habido suficiente para permitirse fallar en casa.

 

El Zaragoza es uno de los mejores equipos de la segunda vuelta del campeonato liguero en casa. Desde la llegada de Javier Aguirre, que ya estuvo en Almería en la primera vuelta dirigiendo al equipo zaragocista, el Real Zaragoza acumula puntos que le permiten pensar en una salvación, tan distante como meta para la UD. De todas formas son siete puntos que pueden ser cuatro o, incluso, tres, aunque esta cantidad necesite la explicación que sólo es válida en caso de empate a puntos, porque los de Roberto Olabe se quedarían con el coeficiente particular de goles a favor, en caso de sumar la victoria. Lo contrario sería un adiós prematuro, porque la salvación podría quedarse a diez o nueve puntos, según se mire.

Sea como fuere, el equipo zaragocista llega a esta cita con ventaja y con la buena lectura de sus últimas conquistas como local, en las que consiguió tres victorias consecutivas frente a un 'pobre' Athletic (2-1), que jugó muy por debajo de sus posibilidades, un Valencia horrible que acusó su eliminación de Champions (4-0) o un Getafe que se topó con el fútbol más (2-1). De todas formas, el 'bingo acumulado' no le sirve para sonreír en demasía. Su pichichi es el capitán Gabi, que sólo ha marcado seis goles en lo que va de temporada y que abandona su suerte a lo que puedan aportar sus hombres de segunda línea.